LOS ÁNGELES, 14 DE ABRIL DEL 2025.
El regreso de Lady Gaga a Coachella no fue simplemente un show: fue una declaración artística. Bajo el título “The Art of Personal Chaos”, la artista neoyorquina protagonizó una experiencia sensorial cargada de simbolismo, teatralidad y un despliegue técnico deslumbrante. Durante casi dos horas, Gaga llevó al público por cinco actos dramáticos que hilvanaron su trayectoria y su nuevo álbum Mayhem, con coreografías dirigidas por Parris Goebel y referencias visuales a sus más icónicas eras.

Desde un ajedrez humano durante “Poker Face” hasta un pozo de esqueletos en “Perfect Celebrity”, Gaga transformó el escenario principal en una rave operática que, según Consequence, ya figura entre los mejores espectáculos en la historia del festival. Billboard lo describió como una «fusión entre castillo medieval y rave demoníaca». La crítica y los fanáticos coinciden: Gaga elevó Coachella a una nueva dimensión artística.
El segundo día del festival trajo una mezcla explosiva de géneros. Green Day sacudió el escenario con clásicos como “Basket Case” y “American Idiot”, mientras Charli XCX revolucionó el set con una pasarela de colaboraciones: Lorde, Troye Sivan y Billie Eilish compartieron el micrófono en un show hiperpop cargado de energía.
Enhypen debutó como la banda K-pop más veloz en llegar a Coachella tras su debut discográfico. La boyband coreana hipnotizó con una narrativa visual cambiante y coreografías sincronizadas al milímetro. El cierre fue para Travis Scott, quien sin previo anuncio convirtió el desierto en una distopía musical: fuego real, bandas universitarias, bailarines aéreos y una plataforma giratoria marcaron un regreso monumental.
Uno de los momentos más celebrados ocurrió con la actuación de Jennie Kim (Blackpink), quien subió al escenario a Kali Uchis para interpretar juntas “Damn Right”. Vestidas en rojo, ambas artistas desataron euforia entre el público, sellando un junte que representa una nueva era de fusiones musicales. «Te amo mucho, Kali», dijo Jennie al cierre, emocionando a miles.
Coachella 2025 arrancó con una fuerza estética ecléctica que dejó claro que el festival sigue reinventándose como plataforma de performance total. Más que conciertos, esta edición abrió un portal a lo performático, íntimo y grandioso. El arte pop, la crítica social y el espectáculo se unieron en una primera semana inolvidable.