Estrasburgo, 28 de julio de 2025
La diplomacia transatlántica ha logrado un hito significativo con la firma de un acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea. El pacto, alcanzado este domingo, establece un arancel del 15% para las exportaciones de la UE y, lo más crucial, desactiva la amenaza de una guerra comercial que se cernía sobre el 1 de agosto. La noticia ha sido recibida con una mezcla de alivio y cautela en las capitales europeas.

La principal victoria de este acuerdo es haber evitado una escalada que, según expertos, habría golpeado duramente las economías a ambos lados del Atlántico. El canciller alemán, Friedrich Merz, fue enfático al declarar que el pacto «evita una escalada inútil en las relaciones comerciales transatlánticas» que habría afectado seriamente la economía de su país. Merz subrayó la importancia de haber preservado los intereses fundamentales de Alemania, señalando una reducción casi a la mitad de los aranceles actuales en la vital industria automotriz, que pasarán del 27,5% al 15%.
El acuerdo se concretó en Turnberry, Escocia, tras una reunión entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, marcando un punto de inflexión en las tensas relaciones comerciales de los últimos meses.
Mientras Alemania mostraba un optimismo más pronunciado, otras naciones europeas adoptaron una postura de «prudente optimismo». Antonio Tajani, jefe de la diplomacia italiana, manifestó en X que el acuerdo «pone fin a una fase de incertidumbre y evita una guerra comercial», aunque hizo hincapié en la necesidad de examinar a fondo todos los detalles. De manera similar, el primer ministro belga, Bart De Weber, aunque aliviado, fue claro al indicar que «los aranceles aumentarán en varias áreas y algunas cuestiones clave siguen sin resolverse», pidiendo cautela antes de cualquier celebración efusiva.
El acuerdo entre la UE y EE.UU. representa una señal esperanzadora de que el diálogo y la negociación pueden prevalecer sobre la confrontación en el comercio internacional. La capacidad de ambas potencias para encontrar un terreno común en un asunto tan espinoso sugiere una base más sólida para futuras colaboraciones y una determinación de proteger la estabilidad económica global.