EUROPA, 17 DE JUNIO DEL 2025. 

Un logro sin precedentes en la astronomía está ocurriendo en silencio sobre nuestras cabezas: la Agencia Espacial Europea (ESA) ha desarrollado un sistema capaz de generar eclipses solares artificiales con una precisión sorprendente, utilizando un dúo de satélites que opera en perfecta sincronía a más de 600 kilómetros sobre la Tierra.

Satélites europeos logran eclipses solares artificiales con precisión milimétrica desde el espacio. Créditos: X/ European Space Agency.

La misión, llamada Proba-3, fue presentada oficialmente este lunes en el Salón Aeronáutico de París, donde se revelaron imágenes impactantes de estos eclipses provocados desde el espacio. El proyecto, que comenzó sus experimentos en marzo de este año tras el lanzamiento de los satélites a finales de 2024, ya ha conseguido simular con éxito diez eclipses solares, siendo el más largo de cinco horas continuas de oscuridad controlada.

El funcionamiento es tan complejo como fascinante: uno de los satélites bloquea la luz del Sol, como lo haría la Luna en un eclipse natural, mientras el otro apunta con su telescopio hacia la corona solar, capturando datos valiosos sobre esta capa exterior del Sol. Lo impresionante es que estos satélites se mantienen a tan solo 150 metros de distancia uno del otro, con una precisión de vuelo de un solo milímetro, gracias a una combinación de tecnología de navegación GPS, rastreadores estelares, láseres y enlaces de radio.

Con un presupuesto que asciende a los 210 millones de dólares, Proba-3 ha sido desarrollado con un objetivo ambicioso: alcanzar las seis horas de eclipse total en sus observaciones y generar hasta dos eclipses artificiales por semana, sumando cerca de 200 eventos en los próximos dos años. Esto equivale a más de mil horas de observación continua, una cifra inalcanzable para los eclipses solares naturales, que apenas duran unos minutos y dependen de alineamientos celestiales raros.

El científico Andrei Zhukov, del Observatorio Real de Bélgica, lidera el proyecto con gran entusiasmo. Según explicó, el potencial de estos eclipses artificiales es inmenso, ya que ofrecen una ventana única para estudiar regiones del Sol que normalmente son difíciles de analizar desde la Tierra.

La misión Proba-3 no solo abre una nueva era en la investigación solar, sino que confirma cómo la tecnología permite a la humanidad recrear fenómenos que antes dependían únicamente del azar astronómico.

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