ROMA, 17 DE ABRIL DEL 2025.
En un acto cargado de simbolismo y fidelidad a sus convicciones, el Papa Francisco visitó este Jueves Santo la cárcel romana de Regina Coeli, manteniendo una tradición que ha respetado desde el inicio de su pontificado en 2013. La visita ocurrió a pesar de que el pontífice, de 88 años, continúa convaleciente tras una larga hospitalización por una neumonía bilateral.

El Vaticano no había confirmado previamente esta cita, debido a la incertidumbre sobre su estado de salud. Sin embargo, poco antes de las 15:00 horas locales (13:00 GMT), Francisco llegó en automóvil al centro penitenciario ubicado en el barrio de Trastevere, cercano al Vaticano.
Encuentro privado con los reclusos
En el deteriorado y sobrepoblado penal, el Papa se reunió en privado con unos 70 reclusos, así como con personal administrativo y de custodia del centro. La Santa Sede informó que el encuentro se desarrolló en un clima de recogimiento y diálogo, aunque sin la realización del tradicional rito del lavado de pies. Esta parte del ceremonial, que recuerda el gesto de humildad de Cristo hacia sus discípulos durante la Última Cena, fue omitida debido a las indicaciones médicas que recomiendan al pontífice reposo durante los próximos dos meses.
Desde su elección, el Papa jesuita ha optado por conmemorar el Jueves Santo fuera del Vaticano, acercándose a comunidades vulnerables como enfermos, mujeres, menores y mafiosos arrepentidos. Regina Coeli ha sido escenario de varias de esas visitas, convirtiéndose en un símbolo de su mensaje pastoral centrado en la misericordia y la dignidad humana, incluso en los márgenes de la sociedad.
El peso espiritual del Jueves Santo
La Semana Santa, y en especial el Jueves Santo, tiene una gran carga espiritual para los cristianos, pues conmemora la Última Cena de Jesús con sus apóstoles. Este acto del Papa adquiere especial relevancia no solo por su contenido litúrgico, sino por el contexto personal en el que lo realiza: apenas el pasado 23 de marzo fue dado de alta tras permanecer 38 días internado.
Un gesto que reafirma su liderazgo
La decisión de acudir, aun en medio de su recuperación, habla de un liderazgo coherente y comprometido. Su presencia silenciosa, sin discursos ni gestos grandilocuentes, envía un mensaje poderoso sobre la cercanía, la compasión y la atención a los olvidados, valores que siguen marcando su pontificado con una fuerza que trasciende cualquier limitación física.